Las estafas financieras evolucionan igual de rápido que la tecnología, por lo que es fundamental mantenerse alerta, desconfiar y, sobre todo, pensar siempre antes de accionar.
David Herrerías y Mario Arias, director de prevención de fraude para México y Latinoamérica y Ombudsman de HSBC, explicaron que un factor que aumenta la vulnerabilidad de las personas a las estafas es el exceso de confianza.
¿En qué momentos hay exceso de confianza?
- Proporcionas por teléfono o correo electrónico u otro canal tecnológico información personal o financiera que no daría a un extraño en la calle.
- Olvidas configurar su privacidad en redes sociales, lo que permite que desconocidos puedan acceder a su perfil y publicaciones.
- Compartes en redes sociales fechas de cumpleaños, fotos familiares o nombres de mascotas, sin darte cuenta de que ello significa hacer esta información pública. Muchos de ellos incluso pueden tener contraseñas con estos datos.
- Considera que los fraudes suceden a otras personas y no a ellos o su familia.
- Das por hecho que los adultos mayores de su familia saben cómo cuidarse de un fraude o estafa, digital o físico.
- Das clicks a ligas o programas que pueden descargar códigos maliciosos que pueden atacar dispositivos que contienen mucha información, como el teléfono celular.
- Crees que te ofrecen una inversión/oferta con rendimientos irreales por tiempo limitado.
- Caes en una estafa “romántica” en la que, apelando a tus sentimientos, te solicitarán dinero reiteradamente.
- Te conectas a una red WiFi sin cerciorarte de su autenticidad.
¿Qué hacer en caso de estafas?
Los expertos insisten en que ninguna institución financiera llamará a un cliente para pedirle información personal y mucho menos confidencial, argumentando con engaños que es una situación urgente.
Tan pronto se identifique que en una llamada o mensaje se solicita información financiera confidencial, debe cortarse la cadena de comunicación: esto es, evitar dar click a ligas de internet desconocidas y/o colgar; y contactar a los teléfonos o canales oficiales de la institución financiera.
“Es mejor pensar antes de actuar y no al revés. El sentido común a utilizar debe ser el mismo que se emplearía si un extraño nos requiriera, con argumentos diversos y urgencia, las llaves de nuestra casa», dijo Arias.
Ejemplificaron que años atrás, un fraude podía presentarse en cheques o falsificación de firmas, y que hoy el uso de la ingeniería social y la Inteligencia Artificial se pueden traducir en correos electrónicos que piden dar click en una liga (Phishing), SMS con ligas (Smishing), llamadas telefónicas que usurpan la identidad de una institución para obtener información (Vishing), uso de Códigos QR que llevan a sitios virtuales de alto riesgo (Quishing), o suplantar voces, entre otros.
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