El dolor es una experiencia sensorial y emocional que afecta la salud de millones de personas en el mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el dolor es una de las principales causas de consulta médica.
Además se estima que aproximadamente el 27% de la población mexicana lo experimenta de manera crónica, lo que limita su calidad de vida y representa un obstáculo para su bienestar físico y mental.
“El ser humano está íntimamente ligado al dolor. A lo largo de la evolución, hemos desarrollado una notable capacidad para adaptarnos al dolor. Sin embargo, esa adaptabilidad no es sinónimo de bienestar.
En el contexto médico, el dolor debe ser reconocido como un síntoma clave que demanda atención”, puntualizó Cynthia Vega, directora de Relaciones Médicas de PiSA Farmacéutica.
El dolor puede clasificarse de acuerdo con su duración y frecuencia. Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), el 20% de las personas experimenta dolor crónico, mientras que el dolor agudo afecta al 10% de la población en algún momento del año.
“El dolor agudo aparece de manera repentina y desaparece cuando se trata la causa, como en el caso de un traumatismo, mientras que el crónico es aquel que persiste por más de tres meses y puede ser causado por lesiones, enfermedades o patologías crónicas”, comentó la doctora.
Las articulaciones, rodillas, espalda y cabeza, sufren por dolor
Entre los principales síntomas del dolor crónico se encuentra la sensación de quemazón, rigidez, picazón o punzadas, y puede presentarse como un dolor de articulaciones, rodillas, artritis, espalda, cabeza, cuello, fibromialgia y dolor oncológico.
Por otra parte, el dolor agudo puede manifestarse a través de una sensación de cosquilleo, adormecimiento, debilidad, o una molestia punzante.
Dependiendo su tipo, el manejo de dolor puede ir desde el tratamiento por vía oral o sublingual hasta soluciones inyectables que combinan tres compuestos clave: el diclofenaco, antiinflamatorio no esteroideo que reduce los procesos inflamatorios y la sensación de dolor; el complejo B, que mejora la regeneración nerviosa, alivia el dolor muscular y disminuye la fatiga asociada con altos niveles de ácido láctico; y la lidocaína, un anestésico que reduce el dolor en el momento de la aplicación, mejorando la experiencia del paciente.
La evolución tecnológica ha transformado la forma en que se administran los tratamientos en pro del manejo del dolor y la seguridad del paciente, entendida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la ausencia de daños prevenibles durante la atención médica.
Entre los diferentes avances en el campo, podemos mencionar nuevos analgésicos y combinaciones de medicamentos inyectables, realidad virtual (acompañada con tratamientos médicos), terapia con células madre y la nanomedicina.