La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) anticipa un crecimiento de 1.4% este 2024, ajuste a la baja desde el pronóstico anterior de 2.2 por ciento.

Así como una ligera desaceleración en 2025, con una proyección de 1.2% para el siguiente año.

En su reporte de perspectivas económicas, la OCDE señala que en México la desaceleración actual en el crecimiento de la demanda doméstica persistirá hasta el siguiente año por la pérdida en el impulso del sector de servicios.

Pronóstico global de la OCDE

En tanto, la expectativa de crecimiento económico global mejoró de 3.1% previo a 3.2% para 2024.

Para 2025, se espera que la economía global mantenga el mismo ritmo de crecimiento de 3.2 por ciento, mismo que en el reporte de mayo.

De acuerdo con la OCDE, el crecimiento de la producción mundial se ha mantenido resiliente y la inflación ha seguido moderándose. 

En este sentido, los indicadores de actividad económica más recientes sugieren que el impulso positivo continúa, especialmente en los sectores de servicios.

Sin embargo, la organización resalta que persisten riesgos importantes para el crecimiento como las crecientes tensiones geopolíticas y comerciales que podrían dañar cada vez más la inversión y aumentar los precios de las importaciones.

Por país, la OCDE proyecta una desaceleración en Estados Unidos que se vería amortiguada por una flexibilización en las política monetaria con crecimientos de 2.6% en 2024 y 1.6% en 2025.

Para China, la organización realizó ajustes al alza en las expectativas con crecimientos esperados de 4.9% para 2024 y 4.2% en 2025. 

De esta forma, el gigante asiático se desaceleraría ligeramente desde el 5.2% observado en 2023 a pesar de los esfuerzos de las autoridades por estimular la economía.

Lo cual es un reflejo de la debilidad que existe en la demanda, los altos niveles de deuda y del deterioro del sector inmobiliario. 

En Europa se espera que en 2024 la economía crezca en 0.7% y repunte a 1.3% en 2025.

Inflación 

Con respecto a la inflación, la organización sostiene que la inflación general descenderá rápidamente hacia los objetivos de la mayor parte de las economías debido a las posturas monetarias de los bancos centrales.

Así como menores precios de los energéticos y un relajamiento en las distorsiones en las cadenas de suministro, sin embargo, algunas presiones en los precios persisten. 

Finalmente, insistió en que se necesitan medidas fiscales decisivas para garantizar la sostenibilidad de la deuda, preservar el margen para que los gobiernos puedan reaccionar ante shocks futuros y generar recursos para ayudar a enfrentar futuras presiones de gasto.

 

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