Se estima que 16 mil pequeños negocios de Acapulco, Guerrero, sufrieron daños cuantiosos de todo tipo, ante el paso del huracán Otis, la semana pasada.

De acuerdo con la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) los negocios de la zona reportan pérdidas de mercancías, toldos, estantería y vidrios rotos.

La principal afectación que ahora padecen es la falta de abasto que les permita ofrecer un servicio regular a las comunidades, colonias y barriadas a las que atienden.

“El pequeño comercio está viviendo horas difíciles y complicadas para brindar su servicio luego del paso de Otis; sin embargo, se están utilizando todos los recursos que se tienen al alcance para funcionar en las mejores condiciones posibles”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de Anpec.

El directivo recordó que Otis es el huracán más destructivo en la vida reciente del país, vino a exhibir el estado de vulnerabilidad en el que vivimos los mexicanos al no contar con una cultura enraizada de prevención.

“Como sociedad tenemos la equivocada idea de que todo gasto, ahorro o inversión que se haga para prevenir y atenuar las consecuencias negativas de los eventuales desastres naturales que año tras año nos azotan con mayor intensidad es innecesario y se puede evitar”.

Enfrentar desastres como Otis

Para Rivera no solo se trata sólo de contar con un Fondo para Desastres Naturales (Fonden), si no de contar con protocolos de protección civil para las emergencias, sismos, terremotos, incendios, derrumbes, tsunamis y huracanes.

Abundó que un protocolo significa que la gente sepa qué es lo que tiene que hacer ante una amenaza de desastre como, en el caso que nos ocupa narrar, el huracán Otis.

“En otros países del mundo la población se prepara para enfrentarlo tomando un sin número de medidas, incluso realizando evacuaciones. De tal forma que el huracán Otis viene a evidenciar esta manera extraña e irresponsable de vivir que tenemos, de no tomar los riesgos con la seriedad debida”, reflexionó Rivera.

En ese sentido, llamó a planterar seriamente un cambio a profundidad en nuestro estilo de vida y tener presente que siempre valdrá más prevenir que lamentar.

 

 

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