En México hay más de 10 millones de personas que, a pesar de estar en edad de trabajar y tener potencial para hacerlo, no se encuentran ocupadas y no aportan su talento a la economía.

Este grupo incluye a 2.0 millones de personas desocupadas, 2.6 millones de personas que no participan en la economía por encontrarse en un contexto que se los impide, y 5.8 millones de personas disponibles para trabajar pero que no participan en la economía por falta de incentivos.

El estudio denominado El panorama de las vacantes y la población disponible en México destaca que entre los factores que inhiben la entrada de la población al mercado laboral se encuentran el nivel de salarios, el rezago educativo, la flexibilidad o el acceso a apoyos para el cuidado infantil.

Esto ha provocado que 75% de las empresas en el país considere que su reto principal en materia laboral radica en la insuficiencia de personal para cubrir sus vacantes.

“El ofrecer empleos que cumplan con las necesidades de los trabajadores es fundamental para formar una economía más competitiva, con la capacidad de atraer y retener talento que garantice que los puestos necesarios para el funcionamiento adecuado del sector productivo sean cubiertos”, concluye el documento elaborado por Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

Destaca que alcanzar esta meta permitirá que el mercado laboral aproveche en su totalidad los esfuerzos y las habilidades de la población, de manera que se incremente el potencial y se detone un mayor desarrollo económico.

“Lograrlo no sólo resultará en beneficios para la economía, sino para la población y la calidad de vida en el país”.

 

¿Quiénes son esos 10 millones de mexicanos?

De acuerdo con el análisis entre la población que actualmente no se aprovecha en el mercado laboral se encuentran los jóvenes.

Los resultados indican que 1.9 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años estarían dispuestos a aceptar un trabajo que se adecúe a sus necesidades.

Este grupo representa una oportunidad para atraer a personal joven y con mayor facilidad para incorporarse y adaptarse a actividades nuevas, así como para adquirir conocimientos y capacidades rápidamente.

Además, dentro de la Población Desocupada, de la cual seis de cada 10 personas son hombres, quienes renunciaron a su empleo anterior señalaron dentro de sus razones el deseo de recibir una remuneración mayor, así como un deterioro en las condiciones de trabajo.

Asimismo, la mayor parte de la Población No Económicamente Activa con Disponibilidad para trabajar está compuesta de mujeres. Dentro de ese grupo, la mayoría destina su tiempo a quehaceres domésticos, y considera que las posibilidades de encontrar un empleo son bajas.

Similarmente, más del 80% de las personas con interés en trabajar están en un contexto que les impide participar en la economía pues son mujeres con hijos.

Además, 30% de la Población No Económicamente Activa Disponible tiene, como mínimo, estudios de preparatoria terminados.

“El nivel educativo de esta población puede ser un factor para explicar la percepción de bajas posibilidades de encontrar empleo”, refiere el estudio.

 

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