En México, más personas tienen un smartphone que una tarjeta de crédito. No es casualidad que cada vez más usuarios estén explorando opciones de crédito desde la palma de su mano. Sin embargo, aunque la tecnología avanza, la conversación sobre los préstamos online sigue anclada en mitos.

Cecilia Álvarez, directora de Compliance y Control Interno en Kueski, plataformas en crédito digital en México, refiere que las siguientes son las realidades que todos deberíamos conocer antes de tomar una decisión financiera en línea:

 Mito 1: “Los préstamos online no son seguros”

Realidad: La seguridad no depende del canal, sino de las entidades. Hoy, existen plataformas de entidades reguladas que cumplen con estándares estrictos de protección de datos, transparencia y prevención de fraudes.

Tip práctico: Antes de solicitar un préstamo, verifica que la empresa esté en el SIPRES, el registro oficial de entidades financieras en México. Si no está ahí, mejor pasa de largo.

 Mito 2: “Es un proceso complicado”

Realidad: es tan sencillo que parece demasiado bueno para ser verdad. Pero si lo es.
La experiencia digital ha simplificado drásticamente el acceso al crédito y con ello se ha mejorado la inclusión financiera. Solicitar un préstamo en línea puede tomar menos de cinco minutos y ofrecer respuesta casi inmediata. Lo importante es que la plataforma te de toda la información por adelantado: monto total a pagar, plazos, intereses y condiciones.

Si todo está claro desde el inicio, la experiencia puede ser tan sencilla y conveniente como pedir un viaje en una app.

 Mito 3: “Los intereses son altísimos”

Realidad: Lo que suele generar confusión es el Costo Anual Total (CAT), que por ley debe expresarse en términos anuales, aunque se trate de préstamos a corto plazo, es decir, de días o semanas. Imagina que necesitas ir del centro de Guadalajara a la colonia Americana. Lo más eficiente sería pedir un taxi o usar una app de transporte. Ahora imagina que quieres ir de Guadalajara a Ciudad de México. ¿Tomarías un taxi? Sería carísimo y muy poco práctico. Probablemente planearías con tiempo y tomarías un vuelo o un autobús.
Regresando al crédito, lo verdaderamente útil es saber cuánto vas a pagar en total, durante el tiempo real que usarás el crédito. Algunas plataformas ya muestran esta cifra con claridad, sin letra chiquita ni cargos ocultos.

Mito 4: “Solo pide préstamo quien está en apuros”

Realidad: Hoy, el crédito también es una herramienta de planeación.

Muchas personas lo utilizan no solo para cubrir imprevistos o aprovechar descuentos, sino también como una forma estratégica de iniciar o fortalecer su historial crediticio. En México, más de la mitad de los adultos no tienen acceso al crédito bancario, en parte porque la mayoría de las transacciones todavía se hacen en efectivo. Eso significa que muchas personas no han tenido la oportunidad de generar un historial financiero… y sin historial, el sistema financiero tradicional simplemente no los considera.

Por eso, acceder a este tipo de productos puede ser un primer paso clave para abrirse camino dentro del sistema financiero o una buena opción para iniciar un proyecto, salir de una emergencia financiera o darte un gustito responsable.

Mito 5: “Es fácil caer en una espiral de deuda”

Realidad: El verdadero riesgo está en no informarse y hacer un uso irresponsable del crédito.
 La mayoría de los casos en los que una deuda se vuelve insostenible tienen que ver con una mala elección del producto, desconocimiento de las condiciones o un uso poco responsable del crédito.
Hoy existen plataformas que aplican políticas claras para proteger al usuario: no penalizan los pagos anticipados, establecen límites a los intereses por mora y ofrecen opciones reales para ponerse al corriente si surge un imprevisto.
Antes de aceptar un préstamo, asegúrate de entender cuánto vas a pagar, en qué plazo y qué pasa si te atrasas. Esa información, aunque parezca básica, puede marcar la diferencia entre una solución y un problema financiero.

Mito 6: “Los servicios digitales son impersonales”

Realidad: Las plataformas más innovadoras han humanizado el crédito.

Hoy, pedir un préstamo no significa exponerte a llamadas incómodas o procesos fríos.

En muchos casos, el lenguaje es accesible, los procesos son inclusivos, y la tecnología se convierte en una aliada, no en una barrera.

Empresas como Kueski han adoptado modelos de cobranza empáticos, que respetan los horarios, la privacidad y la situación de cada persona.
El resultado es un nuevo estándar: plataformas que, además de ofrecer tecnología, ofrecen trato humano, claro y respetuoso. Y eso, en servicios financieros, no es poca cosa.
Recuerda, antes de pedir un préstamo en línea, es fundamental hacerte algunas preguntas clave: ¿la plataforma está registrada y regulada?, ¿me informan con claridad cuánto voy a pagar?, ¿puedo liquidar antes sin cargos adicionales?, ¿qué sucede si me atraso? y, sobre todo, ¿esta decisión mejora mi situación financiera o la complica aún más? Estas preguntas pueden marcar la diferencia entre una solución responsable y un problema mayor.

También puedes leer: